martes, 2 de julio de 2013

Políticas de Estado

Una exigencia común a cualquier Gobierno –aquí y en cualquier parte del planeta- es que sepa articular políticas de Estado, también describibles como políticas públicas.
¿Qué debemos entender por políticas de Estado? Podríamos definirlas como todas aquellas acciones y programas emprendidos con el fin de que permanezcan en el tiempo y no se vean afectados por los cambios de Gobierno. 

Para reforzar la idea con un ejemplo práctico, digamos que este Gobierno que se va en agosto decidió poner en marcha lo que su antecesor había ignorado sistemáticamente: el acueducto del Chaco. La obra está en pleno avance y tratándose de un emprendimiento de alto valor y necesidad, el Gobierno entrante deberá continuarlo y sus sucesores ampliarlo y enriquecerlo, ya que el agua es el factor clave para el desarrollo de la región Occidental. Parar la obra o abandonarla sería lo contrario a una auténtica política pública.

Poner en práctica políticas de Estado requiere trazar áreas de no
beligerancia política, al menos en lo referente a su necesidad, aunque luego se puedan discutir factores de implementación. Por ejemplo, acordar la construcción de una nueva red vial de 2.500 kilómetros que nos interconecte con la región. Establecida la prioridad, quizá se podría invertir un tiempo determinado en cómo será construida, bajo que parámetros y sus fuentes de financiación. Pero en lo que nunca se volverá atrás es en la necesidad perentoria de construir esa red vial.

Un buen aporte del próximo gobierno sería establecer como una “marca propia” la adopción de estas políticas públicas por encima de la coyuntura política. En la tradición paraguaya está muy arraigado el mito de la perpetua refundación de la República, basado en el supuesto de que todo lo hecho anteriormente estuvo mal y que hay que reemplazarlo por otra cosa. Nada hay más desalentador que esta forma de pensar y de actuar, porque supone que todo lo hecho hasta la aparición del nuevo gobierno “salvador del Paraguay” es inválido. Y en esa invalidación entra no solo el Gobierno que se va sino toda la ciudadanía que, de buena o mala gana, ha debido acompañar la gestión y hecho sus aportes que ahora, “en la nueva era”, son pulverizados y enviados al olvido.

Esperemos que el nuevo ocupante del Palacio de López no se deje seducir por estos llamamientos equívocos e inaugure una época en la que aprendamos a definir, diseñar y ejecutar políticas de Estado que nos ayuden a capitalizar todo lo bueno que hemos estado haciendo, se corrijan los errores y se hagan nuevos aportes en la nada fácil tarea de conducir la República del Paraguay. Nos asomamos a una década que muchos dicen que será de bonanza, pero que también nos traerá tormentas que deberemos saber navegar con inteligencia y valor.


http://www.5dias.com.py/28347-polticas-de-estado

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