sábado, 10 de agosto de 2013

Más del MERCOSUR

A más de constituir una jornada política de alto contenido democrático, la solemne ceremonia de transmisión del mando presidencial, que se desarrollará el jueves próximo, debe ser una ocasión propicia para iniciar un proceso de recomposición de las deterioradas relaciones bilaterales con los principales países de la región cuyos mandatarios se harán presentes en nuestra capital. Al mismo tiempo, puede ser el comienzo de un proceso de diálogo que desemboque, en el mediano plazo, en la plena reinserción del Paraguay al Mercosur, un proceso de integración de tan relevante significación para el desarrollo económico y social de nuestro país.

La destitución del ex presidente Fernando Lugo supuso para el Paraguay un penoso paréntesis en la vinculación con nuestros principales vecinos y socios comerciales. Más allá de las cuestiones que lo motivaron, es de crucial importancia que esas relaciones sean restablecidas en un periodo breve de tiempo, fundamentalmente a través de la implementación de mecanismos que permitan restituir la confianza mutua en el corto plazo.



La anunciada presencia de varios mandatarios, como el caso de la presidenta del Brasil, Dilma Rousseff, debe constituir un momento relevante para que el nuevo jefe de Estado paraguayo, Horacio Cartes, entable un diálogo que permita superar las divergencias surgidas hace ya casi catorce meses.

Son variados y muy profundos los vínculos y los intereses que nos unen con nuestros vecinos. El tratamiento de destacados temas comerciales, energéticos, fronterizos y migratorios ha sido dilatado por demasiado tiempo, de allí que urge la necesidad de recuperar una conversación fructífera que posibilite el relanzamiento de las relaciones bilaterales en todos los órdenes.

Al mismo tiempo, tal como se decidió en la última Cumbre Presidencial del Mercosur, celebrada el pasado mes de julio en Montevideo, el próximo jueves se hará efectivo el levantamiento de la suspensión que impedía la participación de nuestro país en los órganos decisorios del bloque.

Ese constituye el primer paso para avanzar en un diálogo franco acerca de los mecanismos que deberán echarse a andar para que sean superadas las diferencias de carácter jurídico y político que produjeron, por un lado, la suspensión del Paraguay del Mercosur, y, por otro, el arbitrario ingreso de la República Bolivariana de Venezuela al proceso de integración. Si existe voluntad de entendimiento, no caben dudas de que la salida al impasse producido con ambos hechos podrá ser encontrada con relativa facilidad.

Tal como lo expresó algunas semanas atrás a un programa radial de nuestro país la senadora y primera dama del Uruguay, Lucía Topolansky, el 15 de agosto representará una oportunidad irrepetible para que los mandatarios se encuentren y puedan “decirse a la cara”, sin intermediarios, todo lo que piensan acerca de lo acontecido en los últimos catorce meses, a fin de dilucidar y poner término a aquellos aspectos que actualmente los distancian.

En esta sensible materia, está más que claro que las nuevas autoridades deberán actuar con sensatez, creatividad y sentido de responsabilidad, articulando las medidas que permitan preservar la dignidad nacional, al mismo tiempo que facilitar una plena reinserción nacional al Mercado Común del Sur. El Mercosur es un proyecto político, económico y comercial del que hemos sido fundadores y en el que debemos continuar participando para propiciar, junto con la colaboración de nuestros vecinos y socios, las condiciones estructurales que nos permitan insertarnos exitosamente en el mundo globalizado, con oportunidades de crecimiento y de bienestar para todos y cada uno de aquellos que lo habitamos.

http://www.ultimahora.com/una-ocasion-recomponer-lazos-bilaterales-y-regionales-n711881.html

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