Los costos del analfabetismo

¿Cuánto le cuesta un analfabeto al país? La Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 establece en su artículo 26 que toda persona tiene derecho a la educación, la cual debe ser gratuita y obligatoria, al menos en lo concerniente a la instrucción elemental y fundamental. Desde entonces, la mayoría de las constituciones nacionales incorporan ese derecho. Nosotros lo hicimos en la de 1967 con tres artículos y finalmente en la que rige, de 1992, que le consagra ocho. 

asta ahí, el marco constitucional. Ahora, pasemos al terreno de la realidad. No menos del 5% de la población paraguaya mayor de 15 años no sabe leer ni escribir. Eso significa alrededor de 335 mil personas.

Un estudio realizado recientemente por Cepal y Unesco, ambos organismos de las Naciones Unidas, establece que entre quienes no saben leer ni escribir y quienes si saben, hay una diferencia de ingreso de alrededor de 500 dólares/año. A partir de allí se da una escala creciente de deterioro que lleva esa brecha entre un analfabeto absoluto y una persona con secundaria completa hasta el equivalente de 1.600 dólares/ año. Eso redondea la bonita suma de 500 millones de dólares por año que un sector de la población deja de recibir por falta de instrucción.

Pero este es apenas un punto de partida en el análisis. El impacto del analfabetismo se multiplica cuando nos internamos en el gris terreno del analfabetismo funcional, definido básicamente por la Unesco como “la incapacidad de dominar las competencias y los medios necesarios para la inserción profesional”. Es decir, el individuo lee, escribe y comprende lo que lee pero carece de habilidad para ejercer su pensamiento abstracto con enfoque y, mucho menos, ponerlo por escrito.

Esto explica el hecho frecuente de los “rebotes” masivos en exámenes de admisión para llenar cargos públicos, por ejemplo, maestros, encuestadores y funcionarios en general sometidos a un cuestionario de preguntas básicas.

La brecha entre competentes e incompetentes para realizar una tarea rentada determinada es muy variable. Ocurre, incluso, entre personas que han recibido formación terciaria y que les cuesta desempeñar su profesión por falta de herramientas culturales y hasta académicas.

Un ex ministro de Educación paraguayo sentenció que “todos los paraguayos deberíamos volver a la escuela” ya que a su criterio, la mitad de la población es analfabeta funcional, aunque lea, escriba y tenga un diploma colgado en la pared de su casa. A este nivel, los costos del analfabetismo adquieren proporciones astronómicas y es virtualmente imposible cuantificarlos. Triste, pero cierto.