martes, 25 de junio de 2013

La falta de ética laboral


Se está comenzando a hablar en el Paraguay, y era hora de que pasara, acerca de los altos costos de la deslealtad laboral, filtraciones de información y comercio ilegal de bases de datos sustraídas aprovechándose de los cargos clave a los que puedan acceder personas inescrupulosas.

Recientemente se instaló en el país una empresa que cubre, en el proceso de contratación de recursos humanos, un área gris en la evaluación de candidatos y que podría definirse con una palabra: integridad.

Hoy se evalúa el nivel de estudios del candidato, sus habilidades y destrezas… pero no se tiene en cuenta factores como lealtad y honestidad. El resultado suele ser, más a menudo de lo que se cree, altamente destructivo. En Estados Unidos las empresas pierden el 6% de sus ingresos anuales debido a fraudes.

El 75% de esas pérdidas es provocado por ejecutivos mientras que el restante 25%, por gerentes y personal no jerárquico. Se estima que en Latinoamérica ese nivel de pérdidas es aún mayor, en parte, como resultado de la falta de evaluación de aspirantes que puede desembocar en la contratación de personas deshonestas o desleales.

La deslealtad se articula en diversas formas, pero la peor de ellas es la traición a los procesos internos adoptados por una empresa a fin de producir un bien o un servicio acorde con la demanda del momento y al menor costo posible. La alta competitividad reduce por lo general los márgenes de rentabilidad a niveles mínimos, de manera que la única herramienta que tiene una empresa para mantenerse en competencia es maximizar sus procesos internos y controlar estrictamente los costos. Un acto desleal o deshonesto obliga, por lo general, a repetir procesos y agregar costos no previstos con lo que es fácil que la rentabilidad se volatilice.

Hoy las empresas de vanguardia están empezando a considerar seriamente factores que antaño eran ignorados, sobre todo, las de alta tecnología en las que la información constituye su patrimonio principal.

Hoy se controla en los empleados el posible desvío de clientes hacia negocios particulares del empleado, uso indebido de la información confidencial, por ejemplo de proveedores, y enlentecimiento de procesos internos con el fin de potenciar clientelas particulares robadas a la empresa en donde trabaja.Para muchos, introducir una variable de análisis evaluando su perfil de honestidad e integridad es una invasión a la intimidad de las personas. Pero cada día más gerentes y responsables de empresas estiman imprescindible esta herramienta de evaluación por los beneficios inmediatos que le otorgan en términos de seguridad y eficiencia operativa.
Sin duda, un tema para la polémica. Pero a la vista de la cantidad de fraudes, robos y estafas cometidos dentro de las empresas, no hay duda de que se trata de un método que llegó para quedarse.

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