domingo, 29 de septiembre de 2013

Educa y padece

Ya estamos por cumplir 25 años de democracia, pero el proceso de aprendizaje de vivir en un estado de derecho donde los mandatarios deben hacer lo que sus mandantes les dicen lo que deberían hacer, parece no ser aprehendido ni aprendido.

El mandatario se sigue comportando como un señor feudal cuando le piden cuentas, y nos sale con el argumento de que dará la información no cuando le pidan, sino cuando “a él le dé la gana”. El mandatario infiel se revela contra su mandante y lo hace de manera soberbia, altanera e ilegal. Se comporta como un carpero, un invasor y un canalla. Argumenta cosas tan estúpidas, como que el sindicato de empleados no desea que esa información se haga pública porque las demandas de prestación de alimentos vendrían sobre montos reales y no los falsos que han dado a la Justicia, por ejemplo. O todavía algo peor: afirmando que el hecho de ser funcionario público se equipara al del empleado privado.

Todo esto creíamos hace rato haberlo aprendido en democracia, pero… me temo que debemos hacer volver a la escuela a los que han pasado de grado sin tener la capacidad suficiente.

Así como se queja el Ministerio de Educación de los docentes que tiene y que fueron admitidos por ellos por criterios no profesionales, y a los que incluso amenaza con no pagarles el salario por las huelgas realizadas, un tribunal de apelaciones le argumenta que quien debería presentar el alegato no es el Ministerio, sino el procurador, con lo cual desnuda la escasa inteligencia puesta a defender los intereses colectivos, así también nuestros legisladores e incluso cualquier funcionario se cree por encima de su soberano: el pueblo. Este que es humillado incluso hasta cuando le lleva dinero a un Estado que, además de comprar leche a cuatro veces el valor de mercado, se remolonea diciendo que “¡quién se cree a
lguien para pedirle cuentas…!

Estamos todos locos o es que los políticos, todos hijos de la dictadura, no han aprendido la lección más elemental de la democracia: los actos y las cuentas públicas son de libre acceso. Son públicos o sea abiertos al escrutinio, crítica y demandas de la ciudadanía. Esto debemos aprender todos, incluido algún diario que padece hoy los efectos de lo mismo de lo que se opone cuando se trata de reglamentar el artículo 28 de la Constitución Nacional. Necesitamos una ley que obligue y eduque a aquellos que hoy osadamente rechazan cualquier demanda de información.

Se imaginan ustedes que si así lo hacen con los medios de comunicación, ¿qué pasaría si un humilde paraguayo de a pie le reclamara lo mismo a su intendente local?

Hay demasiados alumnos aplazados en democracia que han pasado de grado sin tener conocimiento ni capacidad. Deben volver al kínder como muchos alumnos a los que los maestros huelguistas en connivencia con el MEC han venido aprobando sin saber leer ni escribir. Estos serán los futuros legisladores, presidentes, procuradores o abogados del Estado. Requerimos educación cívica urgente; de lo contrario, los costos a la democracia serán tan inmensos que el retorno autoritario será gritado y apoyado por millones.

Hay que evitar el suicidio de la democracia y una de sus formas es condenando la actitud y el modo autoritario de comportamiento de nuestros mandatarios. El poder debe volver a los mandantes originales: el pueblo. Alguien dijo muy bien: “Educa a tus políticos o padécelos”. Y tenía más que razón en el caso paraguayo.

http://www.ultimahora.com/el-rezago-pedagogico-democratico-n726880.htm

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