domingo, 20 de octubre de 2013

Conquistas ciudadanas

En medio de una crisis de representación y liderazgos, sin real capacidad de movilización pero haciendo sentir su indignación en redes sociales y medios periodísticos, un significativo sector de la ciudadanía paraguaya logró esta semana dos valiosas e inesperadas conquistas:



1) Derrotar a la “cultura del secretismo”, forzando a varias instituciones del Estado a permitir el libre acceso a la información pública, entregando listas de empleados y salarios.

2) Obligar a que el Gobierno dé marcha atrás en su desatinado intento por designar al nieto del ex dictador Alfredo Stroessner como embajador ante las Naciones Unidas, en lo que iba a significar una perniciosa reivindicación del régimen dictatorial y una afrenta a todas sus víctimas.

Lo ocurrido enciende nuevas luces de esperanza, en medio de lamentables regresiones del proceso de construcción democrática en el Paraguay.

La lucha por el acceso a la información pública, sostenida en forma casi solitaria por un reducido grupo de ciudadanos y organizaciones civiles, parecía estar encaminada al fracaso ante la tajante oposición de la clase política y sin ser asumida como importante por el conjunto de la sociedad, hasta que un pedido inicial del diario Última Hora, para que autoridades del Poder Legislativo den a conocer las nóminas de funcionarios y sus respectivos salarios, se encontró con una negativa tan impune y soberbia, contrariando a la propia Constitución, que se hizo muy evidente lo mucho que tenían para ocultar.

La filtración de datos a la prensa –gracias a anónimos y heroicos informantes–, permitió revelar escandalosos casos de legisladores que contrataron, sin concurso de méritos y con altos sueldos, a parientes, niñeras y amantes, lo cual elevó la indignación popular.

Lo que en principio parecía apenas una pulseada más entre el periodismo y los políticos, se convirtió en campañas en las redes sociales y en movilizaciones ciudadanas, hasta dejar en jaque a los legisladores.

El golpe de gracia lo dieron –con oportunista habilidad– los miembros de la Corte Suprema de Justicia, al dictar un histórico fallo y establecer que las nóminas de funcionarios y sus salarios son datos públicos y deben ser entregados sin cuestionamientos. Como estocada final para el Poder Legislativo, revelaron las listas y los sueldos de funcionarios del Poder Judicial, aun exponiendo a más de un ministro de la Corte en llamativos casos de nepotismo.

A lo que la colega Susana Oviedo bautizó como “la primavera informativa”, se suma la simbólica derrota de una pretendida reivindicación del stronismo. Sobre todo, por la torpe manera en que el presidente Horacio Cartes manejó el tema. Su expresión “¿Qué te hizo Stroessner? ¿Te sacó la novia?”, dicha a un periodista, quedará en la antología de las frases políticas disparatadas, y obligará a revisar la inexistente política de derechos humanos.

A pesar de todo, la ciudadanía sigue viva y mantiene su capacidad de indignarse. Es bueno celebrarlo.

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